El corregimiento de Filo El Gringo, a una hora en carro del centro urbano del municipio de El Tarra, en Norte de Santander, actualmente es considerado por las estructuras armadas que operan en la región del Catatumbo como un corredor estratégico de su actividad criminal. Por esta zona selvática a orillas del río Catatumbo, un férreo control insurgente del Eln y ‘Los Pelusos’ permite una libre circulación de sus negocios ilícitos pero restringe el arribo de desconocidos a esta región.
Como sus otras compañeras, esta campesina, de 31 años, soportó la diáspora del desplazamiento forzado que entre 2000 y 2004 deshizo el tejido humano de la región del Catatumbo, cuando se produjeron cerca de 39 masacres, a manos de paramilitares, guerrillas y agentes del Estado.
Para producir las cremas curativas, estas siete mujeres viajan cada semana a una de las 22 veredas que componen este corregimiento, para comprar un kilo de mata de coca El secreto del bálsamo
Para producir las cremas curativas, estas siete mujeres viajan cada semana a una de las 22 veredas que componen este corregimiento, para comprar un kilo de mata de coca y otro de marihuana.
Las plantas con mejor apariencia se muelen y se colocan en un recipiente donde son sometidas a un método de cocción, conocido como el Baño maría. Posteriormente, la infusión que de allí resulta, se disuelve en vaselina y se conserva a fuego lento, hasta conseguir una textura gelatinosa.
Estos ungüentos, que cuestan alrededor de 8.000 pesos, son comercializados en diferentes zonas de la región del Catatumbo, no obstante, el principal puesto de ventas de estas microempresarias se encuentra en el casco urbano del municipio de El Tarra, donde mensualmente venden 90 cremas.
Con el dinero recaudado de las ventas, se dispuso de un fondo para la construcción de la Casa de la Mujer en el centro de esta comunidad de 500 habitantes, para acondicionar los materiales y los equipos que permitan aumentar la producción.
“El objetivo de nuestra administración municipal es apoyar todos los sectores organizados del municipio, por eso estas mujeres son vistas como ejemplo en nuestra población. Como muchas familias, fueron víctimas del conflicto y a pesar del miedo con el que conviven, quieren salir adelanta y renunciar la lastre de la guerra. Nosotros hemos ayudado en la creación de este espacio que servirá para la reunión y para reconstruir el tejido de estos campesinos”, explicó José de Dios Toro Villegas, alcalde de El Tarra.
FUENTE: EL TIEMPO - COLOMBIA