Una temperatura promedio de 30 grados centígrados, alejadas a unos 30 kilómetros de un servicio de salud y enfrentando los resultados de la última sequía, así luchan las mujeres productoras y recolectoras de castaña de la Amazonia boliviana en la pequeña comunidad de San Antonio del Mati .
“Este año fue muy malo para nosotras, porque la sequía nos dejó una mínima producción de castaña y no pudimos abastecernos, pero seguimos encaminando nuestros planes de producción de los derivados y así llevarlos a mercados cercanos y darnos a conocer”, relata Maribel Borja, una joven líder del grupo de mujeres castañeras de ese sector, quien enfatiza también el trabajo conjunto que desde hace varios años han venido desarrollando las mujeres de su comunidad.
San Antonio del Matti es una pequeña comunidad ubicada en el municipio de Puerto Rico de la provincia pandina de Manuripi, al norte de Bolivia. Está conformada por unas 30 familias que en su mayoría generan sus recursos a través de la producción de castaña, yuca, maíz y guineo (plátano) y la elaboración de artesanías.
Este año a consecuencia de una profunda sequía en el sector amazónico de Bolivia, la castaña sufrió una alarmante baja en su producción, es así que según datos estatales, este producto cayó en un 70%, lo que obligó a muchos recolectores a internarse en lo profundo de los bosques en busca de mayor producción,, y con el riesgo que implica, además y en migrar para optar por otros ingresos.
Esta consecuencia del cambio climático afectó en la zafra de la castaña en los departamentos de La Paz, Beni y Pando y en varios países de la región, sin embargo, estas mujeres no decayeron en su trabajo y “seguimos buscando proyectos, capacitaciones e ingresos pese a esta sequía”, asegura por su parte Hilda Morigua.
Este grupo de mujeres ha iniciado hace un par de años la elaboración de productos a partir de las almendras, con una importante demanda en regiones aledañas.
“Elaboramos a partir de la almendra galletas, brigadeiros, panes y artesanías para darle un valor agregado y hasta el momento nos ha ido bien, pese a las dificultades en en su recolección y a las constantes sequias”, detalla Modesta Espinoza, una de las mujeres con mayores aportes sociales y dirigenciales en la comunidad, misma que ha marcado una línea en la conformación de este grupo de mujeres.
En diciembre inicia la época de la recolección de castaña y ya este grupo de mujeres amazónicas se prepara para lo que consideran será una mejor producción. “Hemos tenido dificultades, pero esperamos que este año mejore y tengamos más cantidad de castaña y mejores ingresos”, agrega Maribel.
El trabajo es permanente, al igual que las demandas en esta pequeña comunidad, ya que una de las necesidades prioritarias de estas familias es un centro de salud.
Enfermedades típicas de sectores cálidos como este y accidentes bajo diferentes condiciones hacen que se requiera la atención médica urgente, por ello, han solicitado a las oficinas del ministerio de Salud de Bolivia, un centro que les permita dicha atención.
Una sede con un espacio de equipamiento para la transformación de la castaña en sus productos es lo que han venido solicitando también hace un tiempo. “Esto mejoraría nuestra calidad y cantidad de productos y en consecuencia nuestros ingresos”, explica Maribel.
San Antonio del Mati es una más de las tantas comunidades en las que se han forjado importantes grupos de mujeres con un fin común, producir con valor agregado y buscar mejores espacios y condiciones de vida para ellas y su familia.
Fotos: Daniela Cabrera
Texto: Claudia Soruco