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Pymes agroindustriales emergen como alternativa válida a los monocultivos

 

 

 

 

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La formación del Consorcio de Cooperación Empresarial Frutihortícola de Jujuy es un claro ejemplo de unidad y asociatividad entre diferentes actores de una misma cadena. El objetivo es agregarle valor a la producción primaria para luego llevarla a empaque y su pronta comercialización y distribución. Y donde las ganancias serán distribuidas en forma equitativa entre todos los integrantes. Sin dejar de lado que el mismo creará numerosos muchos puestos de trabajo. En definitiva, una de las mayores limitaciones de los pequeños agricultores, es la falta de escala para acceder a los mercados masivos. El mecanismo habitual para superar esta limitación, es la cooperación entre varios  sectores de una cadena.

CONSORCIO. Tras cuatro años de trabajos intensos se llegó a la formación del consorcio que está integrado por dos cooperativas cuyos integrantes son agricultores familiares de producción frutihortícola y dos empresas, que tendrán a cargo la comercialización, el empaque, y la distribución.

El propósito es romper el esquema tradicional en el que los productores estaban disociados de la comercialización. Los primeros no se veían beneficiados en las demás etapas de la cadena. Con este emprendimiento el productor triplicará en valor su producción hasta la puesta en góndola, mejorando de esta manera su nivel de ganancias.
En principio se pasará  de la venta por bultos al armado de bandejas dándole así otro valor a la producción. Si bien en una primera instancia se seguirían haciendo ventas por bulto, este sistema tendrá el agregado de un proceso más, como es el lavado de las verduras y también su embolsado, mejorando las condiciones de ventas.

Héctor Tejerina, presidente de la Cooperativa de Productores de la localidad de Aguas Calientes, sostuvo que uno de los problemas pasa porque "los intermediarios se llevan nuestra ganancia, pero con este emprendimiento tratamos de darle un valor agregado a nuestra mercadería. Eso sería lo ideal". Por su parte, desde la Cooperativa Finca el Pongo, su presidente José Guevara, reconoció que que ingresaron al consorcio por "necesidad", pero hoy "tenemos todas las expectativas puestas en este emprendimiento".
La segunda parte de la cadena estará en manos de la empresa Proyajo S.A., que pondrá a disposición un galpón donde se llevará acabo el proceso de empaque, colocando el producto en el mercado a pedido del cliente o para su procesamiento en las industrias.

"Estamos convencidos que nuestro aporte al consorcio le dará más valor a la producción de la región, a la provincia y al bienestar de los trabajadores y, en especial, del productor", afirmó su titular, Samir Quintar.

Los productos serán presentados en jaulas, bandejas y envases destinados a supermercados. Primero se comenzará con los tomates y en unacerlo con los tomates y en una segunda etapa se continuará con el choclo y el echadote.

La comercialización y la distribución de los productos quedará en manos de Arsha-Luíz, una empresa que cuenta con canales de ventas en las provincias de Buenos Aires y Córdoba, a través de distintas red de supermercados y distribuidoras.
Asimismo, la empresa tiene autorización para realizar ventas en el Mercado Central, así como la participación en distintas licitaciones.

 Alicia Muñoz, directora general de la empresa,  comentó que el emprendimiento es una "posibilidad de entregarle algo nuevo a nuestros clientes".

Además, las cooperativas han trabajado conjuntamente con el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), en el fortalecimiento de sus instituciones. Este organismo les ofreció algún tipo de apoyo financiero en la parte productiva llámese incorporación en tecnología, de riego por goteo o equipamiento.

Desde el centro regional para Salta y Jujuy del INTA y de la agencia de extensión rural de Perico se colaboró brindando asistencia técnica y capacitación.

Juan Regazzoni, director de la agencia de Perico, explicó que se conformaron "grupos de cambio rural asociándolo a una herramienta de trabajo, para así poder brindarle a los productores todo en lo que se refiere a la asistencia técnica, de organización, comercialización y gestión".

El Consorcio, contó asimismo con apoyo de la Asociación de la Pequeña y Mediana Empresa (Apyme), del gobierno de Jujuy y de la subsecretaria de Agricultura Familiar de la Nación.

PLAN. El Plan de Negocios del Consorcio de Cooperación Empresarial Frutihortícola de Jujuy prevé distintas etapas de trabajo.

La primera de ellas tendrá una duración de seis meses a cargo de un coordinador contratado con experiencia en organización y asociatividad.
En un paso ulterior se intentará mejorar la competitividad de sus integrantes. Este trabajo se dividirá en cinco instancias: proyecto de capacitación y formación de recursos humanos, incorporación y transferencia de tecnología de producción, modernización de equipos y maquinarias, desarrollos de marketing y la búsqueda de nuevos mercados. Por último, también está prevista la implementación de buenas prácticas de manejo (BPM) y certificación de la calidad de los productos.

Esta etapa cuenta con un horizonte temporal de cinco años y una inversión inicial de $6.000.000 millones en capital fijo y de trabajo y reinversiones de las utilidades y/o excedentes generados por el Consorcio.

Como tercer paso, se contara con la participación del INTA, INTI y la Universidad de Jujuy, entre otras instituciones, que tendrán la responsabilidad de desarrollar nuevos productos.
El punto siguiente tiene como objetivo de mediano plazo la incorporación de nuevos socios al Consorcio, para la industrialización de la producción.
Entre las dos cooperativas hay alrededor de 100 productores, con un promedio de 2 hectáreas cada uno dedicadas al proyecto, es decir aproximadamente 200 hectáreas en total con dos cosechas al año.

Cada una de las cuales aporta 30 toneladas de productos por hectárea, es decir un total anual de 12.000 toneladas.

Actualmente, la ocupación en campo por hectárea es de 1.6 obrero/año y se prevé llegar a 2.3 obreros por hectárea, una vez incorporada la nueva tecnología de producción. El sistema de procesamiento y empaque generará 12 nuevos puestos de trabajo permanentes, estimándose la duplicación en el segundo año de trabajo.

Sebastián Muñoz, uno de los impulsores del emprendimiento e integrante de la Fundación Jujuy 3.000, subrayó que la creación del consorcios es "la culminación de todo un proceso de desarrollo socioeconómico para el sector hortícola". Y acotó:"sí efectivamente logramos el objetivo de comercializarlo en forma conjunta, sería haber logrado movilizar la forma en que tenemos que fomentar esta economía que hoy se encuentra totalmente atomizada".

LEY. El emprendimiento fue posible gracias a la ley nacional 26.005, que establece requisitos para crear un "Consorcio de cooperación"·, promovida por el gobierno nacional a través del área de las PyMEs y promulgada en el año 2005.

La norma establece una organización común con la finalidad de facilitar, desarrollar, incrementar o concretar operaciones relacionadas con la actividad económica de sus miembros, definidas o no al momento de su constitución con el objetivo de mejorar o acrecentar sus resultados.

ARGENTINA. Según los últimos datos del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar (Cipaf), la agricultura familiar produce más del 53% del empleo rural. En el nordeste, ocho de cada diez productores son de este tipo; en la región pampeana, casi el 40%, y en el sector alto puneño del noroeste, el 80 por ciento.

Los pequeños productores representan el 66% de las explotaciones agropecuarias del país. Producen 23,5 millones de hectáreas, un 13,5% del total de las explotaciones agropecuarias argentinas. Además, las familias controlan el 80% de los cultivos de tabaco, algodón, yerba mate, caña de azúcar, mandioca, batata y papa. Tienen el 77% de los caprinos, el 48% de los porcinos, el 20% de los ovinos y el 19% de los bovinos.

 Todo esto tiene un alto impacto en los mercados de proximidad; pueblos y ciudades cercanas, en su alimentación, es decir que la agricultura familiar genera el 23% de los alimentos que se consumen en la Argentina.

En la actualidad, producen aproximadamente el 36% del volumen de cultivos intensivos a campo (hortalizas, aromáticas, flores, viveros), el 23% de cultivos bajo cubierta (hortalizas, aromáticas, frutas, flores y viveros), que representan el 24% del valor bruto de la producción.

 
El 21% de los productos pecuarios, el 17% de frutales, el 16% de cultivos extensivos (cereales, oleaginosas, legumbres, industriales, alfalfa), y el 14% de forestales. La horticultura ocupa 250.000 personas, que produce 10 millones de toneladas por año en una superficie de 200.000 hectáreas que genera ingresos por 4.500 millones de pesos y una exportación de 275 millones de dólares. Respecto de la fruticultura, esta ocupa 430.000 personas, lo que se traduce en una producción de 6 millones de toneladas anuales e ingresos por 7.000 millones de pesos y ventas externas por 1.100 millones de dólares. Dentro de la agricultura familiar se incluyen en resumen las actividades agrícolas, pecuarias, pesqueras, forestales, artesanales, de caza y recolección, de producción agroindustrial y el turismo rural.

Cambio Rural: Una herramienta para el pequeño productor

El Programa Federal de Reconver sión Productiva para la Pequeña y Mediana Empresa Agropecuaria (Cambio Rural) generado en el ámbito del INTA, es una herramienta diseñada para colaborar con los pequeños y medianos empresarios agropecuarios (PyMEs) en la búsqueda de alternativas que permitan incrementar sus ingresos, elevar su nivel de vida, generar nuevas fuentes de empleo, retomar el proceso de inversión y posicionarse mejor en los mercados.

El programa cuenta con una serie de objetivos como son:

  • Asistir al productor en la organización y gestión de su empresa, la producción, la transformación y la comercialización, con la finalidad de mejorar sus ingresos y facilitar su integración a la cadena agroalimentaria.
  • Capacitar a los actores sociales responsables de impulsar los cambios necesarios en las PyMES agropecuarias.
  • Promover la integración de las acciones de los sectores público y privado, facilitando el acceso a mercados y a las vinculaciones comerciales necesarias para lograr el fortalecimiento del sector.
  • Fortalecer la articulación público-privada para vincular las demandas de los productores con los sectores de oferta tecnológica.
  • Promover y participar en acciones de desarrollo local y regional, contribuyendo a crear las condiciones que faciliten el financiamiento del desarrollo rural y agroindustrial.

El mismo trabaja con grupos integrados por 8 a 12 productores PyMEs que buscan soluciones integrales a sus problemas empresariales mediante una labor conjunta.
Desde el inicio el grupo elabora un plan de trabajo en el cual quedan definidos los objetivos de trabajo que el grupo llevara adelante. Los grupos cuentan con el apoyo técnico de un profesional: el Promotor Asesor que a la vez está coordinada por Agentes del Proyecto.

Además, los productores del programa participan en la generación, adaptación y ajuste de las tecnologías de producción y gestión.

También se ofrece asesoramiento y colabora con los productores para la elaboración de un plan técnico-económico- financiero.

Actualmente integran esta iniciativa más de 1.100  grupos de los que participan alrededor de 11.000 pequeños y medianos emprendedores agropecuarios y agroalimentarios del país.