Las ONG y asociaciones de campesinos que desde ayer están celebrando el Foro paralelo de la Sociedad Civil en Roma con ocasión de la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) de Naciones Unidas denunciaron hoy la "apropiación de tierras" que algunos Gobiernos e inversores extranjeros están llevando a cabo en los países más pobres a raíz de la crisis financiera global.
Según subrayaron en su declaración final, en "menos de un año", han sido usurpadas "más de 40 millones de hectáreas" en África, Asia, América Latina y Europa del Este. Esta "apropiación de terrenos por parte de capitales extranjeros debe acabar", sentenciaron.
En su declaración, también reclamaron la "soberanía alimentaria" como "verdadera solución a la tragedia del hambre en el mundo", considerando que los distintos países tienen "la obligación de prestar su ayuda" para acabar con esta "emergencia", que hoy en día afecta a más de 1.000 millones de personas en todo el mundo.
La cumbre de la FAO, que empezó ayer en Roma y terminará mañana, ha contado con la presencia de alrededor de 60 jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo, aunque la gran mayoría de ellos provienen de países en vías de desarrollo. De hecho, la ausencia de los líderes de las principales economías del mundo ha marcado profundamente esta cumbre.
Aun con todo, las ONG y asociaciones de campesinos presentes pusieron su esperanza en la reforma del comité para la Seguridad Alimentaria de la FAO, con la que los pequeños agricultores, los pescadores y los pueblos indígenas pasarán a tener por primera vez un papel importante en la planificación de la lucha global contra el hambre.
La reorganización de este comité permitiría reunir en torno a una misma mesa y con derecho a voto a todos los países miembros de la ONU, a las agencias dedicadas a la agricultura y la alimentación y a los delegados de las organizaciones de productores y de la sociedad civil.
Sin embargo, los representantes de la sociedad civil denunciaron la intención de los países del G-8, los cuales preferirían controlar ellos solos la gestión de los recursos que invierten en la lucha contra el hambre a través del Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI).
"Nosotros, en cambio, reclamamos que esos fondos sean desembolsados a través de una organización multinacional como Naciones Unidas" para que "todos" puedan tomar parte en la planificación de estas inversiones y no sólo los países ricos, explicó el portavoz de la ONG española Intermón Oxfam, José Antonio Hernández, en declaraciones a Europa Press.
En cuanto a la valoración de la cumbre, Hernández consideró "decepcionante" el hecho de que esta reunión no haya contado con la participación de los líderes de las principales economías. Aun con todo, puntualizó que lo que se necesita "no es una foto de familia más de los grandes del mundo" sino el que "todas las promesas que se han hecho hasta ahora se traduzcan en planes nacionales y programas concretos de apoyo a la agricultura".
Mugabe pide que se retiren las sanciones "ilegales e inhumanas"
La segunda jornada de la cumbre también se vio marcada por la intervención del presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, quien reclamó el cese de las "las "sanciones ilegales e inhumanas" que Occidente ha impuesto a su país.
Mugabe definió a los países occidentales en general como los "enemigos neocolonialistas" de su país y les acusó de estar intentando arruinar la reforma agraria que está impulsando su Gobierno y conseguir así que Zimbabue siga dependiendo de las importaciones de alimentos. "Estamos haciendo frente a intervenciones muy hostiles por parte de estos estados que han impuesto sanciones unilaterales sobre nosotros", denunció sin nombrar, no obstante, a ningún país en particular.
Por su parte, el ministro de Agricultura y vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba, Ulises Rosales del Toro, también denunció el "bloqueo" que Estados Unidos impone a su país y que hace que se agrave todavía más la situación del hambre y el desarrollo agrícola. "El uso de los alimentos como instrumento de presión es política y éticamente inaceptable", remarcó.
Con todo, la cumbre llegará mañana a su fin con escasas esperanzas de que los principales líderes mundiales definan con mayor concreción la lucha global contra el hambre, dada la vaguedad con que fue formulada la declaración conjunta.
En ella, los alrededor de 200 países presentes se comprometieron a redoblar sus esfuerzos para acabar con esta tragedia y alcanzar así en 2015 el primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, pero sin poner cifras sobre la mesa.