El aumento de los precios constituye desde hace varios años una de las principales preocupaciones en el mercado mundial de alimentos, una tendencia, que según algunos expertos, continuará.
En la próxima década el entorno estará marcado por factores que apuntan a un contexto de mayores riesgos e incertidumbre que afectarán los valores, según analistas del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, de Cuba.
La demanda seguirá creciendo, pero la oferta no lo hará a igual ritmo a menos que se incremente sustancialmente la inversión y la investigación en agricultura, precisan.
Causas determinantes
El tema de la oferta, la demanda y la coyuntura económica internacional están entre las causas más mencionadas al analizar el comportamiento de los precios.
Contemplan además el crecimiento poblacional, los subsidios a los biocombustibles y el incremento del ingreso per cápita de los países en desarrollo.
Igualmente sobresalen los elementos asociados al bajo crecimiento de la productividad agrícola, una menor inversión en agricultura y la escasez de recursos naturales.
Los llamados factores externos, como el cambio climático y los precios del petróleo, resultan esenciales para los entendidos en la materia.
También destacan en tal sentido la inestabilidad financiera y cambiaria internacional asociada a los nuevos instrumentos de especulación en alimentos, las restricciones al comercio y las políticas de subsidios agrícolas en los países desarrollados.
Algunos expertos abordan lo que denominan factores domésticos.
En dicha categoría incluyen la falta de transparencia en los mercados y las reglas de competencia, el escaso poder de negociación de los pequeños productores rurales y la incorporación de empresas locales a cadenas multinacionales.
De igual forma la ausencia de acceso al financiamiento para el incremento de la producción, las dificultades en la adopción de nuevas tecnologías de producción y la carencia de mecanismos de mitigación del riesgo y la incertidumbre.
Por ello, las previsiones apuntan a un contexto marcado por mayores riesgos e incertidumbre, pues aunque la volatilidad de los precios de los alimentos ha disminuido, puede volver a aumentar.
Llama la atención la persistencia y la fortaleza de lo que es considerado el gran negocio de la cadena agroalimentaria.
De acuerdo con cifras oficiales, el 67 por ciento del comercio mundial de semillas era manejado en 2007 por 10 grandes multinacionales del orbe.
El 26 por ciento del mercado mundial de comestibles empaquetados es cubierto por unas pocas transnacionales, entre ellas: Nestle, Pepsico, Kraft, Coca-cola, Unilever y Danone.
El caso latinoamericano
América Latina aporta el 11 por ciento del valor de la producción alimentaria mundial y posee el 24 por ciento de la tierra cultivable del orbe, acorde con investigaciones realizadas.
Su producción agrícola necesita crecer aproximadamente 80 puntos hasta el año 2050 para satisfacer un aumento previsto de su población de más de 35 puntos en el mismo período.
Las personas pobres que habitan en la región gastan hasta más de la mitad de sus ingresos en alimentos.