Hace apenas unos días vimos como Máxima Acuña tenía que recibir asistencia médica debido a agresiones recibidas en defensa de su predio, según denunciaron sus familiares. Sin embargo, nuevamente se habría producido un hecho de violencia..
Esta vez, hoy 4 de octubre, la ganadora del Premio Goldman y beneficiaria de una medida cautelar por parte de la CIDH habría nuevamente sufrido la intromisión de la Minera Yanacocha en sus terrenos del predio Tragadero Grande, ubicado dentro de la Comunidad Campesina de Sorochuco.
Así lo trascendió la organización GRUFIDES, la cual está encargada de la defensa de Acuña y su familia. Este ingreso, señaló la organización, se produjo a las 10:00 am y solo se encontraba Jaime Chaupe, esposo de Acuña.
Mientras tanto nos preguntamos ¿Qué espera el Estado para hacer cumplir las medidas de protección en favor de Máxima Acuña y los suyos? Recordemos que otros defensores ambientales también gozaron de la misma medida pero al no hacerse efectivas tuvieron un trágico final, el cual puede evitarse.
A continuación compartimos la difusión realizada por GRUFIDES.
Minera Yanacocha invade nuevamente el terreno de Máxima Acuña
GRUFIDES.- Hoy mates, 04 de octubre, Minera Yanacocha con la prepotencia que la caracteriza, invadió nuevamente con su personal el terreno de Máxima Acuña y su familia en el predio Tragadero Grande.
El hecho ocurrió a las 10 de la mañana. Minera Yanacocha destruyó la choza y algunos cultivos que la familia había sembrado hace algunas semanas.
En el momento de la invasión minera se encontraba solo en el predio Jaime Chaupe Lozano, esposo de Máxima Acuña, quien ha sido amenazado por la seguridad y trabajadores mineros. Jaime Chaupe contempló muy consternado el abuso y la prepotencia de Minera Yanacocha sin poder hacer absolutamente nada para defender su propiedad.
Hacemos un llamado a la comunidad cajamarquina, nacional e internacional, para frenar los abusos de la Minera Yanacocha, que está generando conflictos en la ciudad de Cajamarca y abusando de familias humildes como es la familia Chaupe Acuña, ante la pasividad y la indiferencia de las autoridades.
Fotografía y texto: Servindi