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"De las 78 Tierras Indígenas (TIs) de la lista de la Fundación Nacional del Indio (Funai), al menos 30 están ubicadas en municipios con más de 10 mil hectáreas de soja". El alerta dado por el Centro de Monitoreo de Agrocombustibles de la ONG Reporter Brasil se refiere al estado de Mato Grosso, ubicado en la región Centro-Oeste brasilera. Y es precisamente la relación de la sojicultura con las tierras indígenas el punto central del informe "Impactos de la soja sobre Tierras Indígenas en el estado del Mato Grosso", difundido esta semana por el Centro.

Producido en cooperación con la institución holandesa Netherlands Centre of Indigenous Peoples, el informe tiene el objetivo de revelar los impactos producidos por la soja cultivada en Brasil. De acuerdo con Verena Glas, integrante de la coordinación del estudio, la expectativa es que el informe tenga gran repercusión en Holanda, segundo mayor importador de soja producida en Brasil. "Esperamos que [el estudio] llegue hasta el gobierno holandés y tenga una mayor discusión", afirma.

Para ella, es necesario llamar la atención del mercado internacional sobre las violaciones y los impactos relacionados con la soja producida en Brasil. De la misma manera, cree que es importante estrechar más los criterios utilizados para la sustentabilidad. "En nuestra visión, no existe sustentabilidad en la transgenia, en el uso de agrotóxicos... llevar el monocultivo blanco a los indígenas puede ser una forma de ingresos, pero no es desarrollo sustentable", comenta.

No fue al azar que Mato Grosso fue elegido para esta investigación. De acuerdo con el estudio, éste es uno de los estados brasileros con mayor número de etnias indígenas. Además, es allá donde la agropecuaria y la agroindustria está en un proceso de gran expansión, con destaque en la producción de soja.

"Actualmente el cultivo de mayor destaque en Mato Grosso, la soja, creció en producción un 8% al año en promedio, saltando de 8,8, millones de toneladas a comienzos de la década hasta 18,2 millones de toneladas en 2010, según la Asociación de Productores de Soja y Maíz de Mato Grosso (Aprosoja-MT)", se presenta en el estudio.

Ni siquiera los indígenas consiguieron escapar al avance de la soja en el estado. Los indígenas akwe-Xavanté, de la TI Maraiwatsede, por ejemplo, sufren por la invasión de sus territorios. El informe revela que la Tierra, "homologada por el gobierno federal en 1998 con 165 mil hectáreas, permanece con el 90% de su territorio ocupado ilegalmente por hacendados y propietarios no indígenas, mayoritariamente criadores de ganado y productores de soja y arroz".

La producción de soja en esas tierras también tiene relación con la deforestación en la región. Basado en los señalamientos del Informe 2010 del Programa de Monitoreo de Áreas Especiales del Sistema de Protección de la Amazonia, el estudio del Centro de Monitoreo de Agrocombustibles recuerda que el 45% de la vegetación original de la Tierra Maraiwatsede ya fue devastada.

Los impactos generados por el cultivo del grano, entretanto, no se resume sólo a la deforestación del lugar. Las quemazones y la utilización de venenos en los cultivos de soja también causan daños al medio ambiente y a la salud de los indígenas. Según relatos presentados en el estudio, no son raros los casos de Xavantés con dolores de cabeza o con problemas respiratorios.

Sin embargo, mientras algunas etnias sufren por la invasión de sus territorios, otras hacen acuerdos con los productores locales, blancos de críticas del Ministerio Público Federal y hasta inclusive de algunos miembros de las comunidades indígenas. Según la investigación, tales acuerdos -realizados entre tres pueblos indígenas del sudeste del estado y hacendados de la región- establecen que los indígenas garantizan tierras y mano de obra, y los empresarios, insumos, financiamientos y máquinas. El lucro de la comercialización del grano es compartido a la mitad entre las partes.

Como iniciativa positiva para la región, el informe cita la campaña "Y Ikatu Xingú", o sea, "Salve el agua buena del Xingú". Creada en 2004, la acción congrega a indígenas, organizaciones no gubernamentales, empresas, poder público e instituciones extranjeras en busca de un objetivo común: "recuperar y proteger las nacientes y cabeceras del río". Para conseguir la adhesión de varios sectores, la campaña resaltó la importancia del agua no sólo para los indígenas, sino también para productores y habitantes no-indígenas de la región.

Para leer "Impactos de la soja sobre Tierras Indígenas en el Estado de Mato Grosso", entre aquí: http://www.reporterbrasil.org.br/documentos/indigenas_soja_MT.pdf

Traducción: Daniel Barrantes - Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.