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Los derechos que hemos tejido durante 30 años, se están empezando a desatar en el siglo XXI

Los derechos que hemos tejido durante 30 años, se están empezando a desatar en el siglo XXI

Sarela Paz Patiño

Responsable de la entrevista: Ruth Bautista Durán
Fecha: Miércoles, 09 Septiembre 2015

Sarela Paz, Socióloga, magíster y doctora en Antropología Social por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, CIESAS de México, afirma que tanto en Bolivia como el resto de la región sudamericana se viven  tiempos de reajuste de mercados y redefiniciones geopolíticas que conllevan a plantear nuevas formas de desarrollo, evalúa las paradojas del siglo XXI, señala los desafíos de la época y reflexiona sobre la trascendencia del Tercer Foro Andino Amazónico de Desarrollo Rural, evento internacional, que se constituye en un importante espacio para dialogar y reflexionar sobre los desafíos actuales de la región que ha crecido de la mano de las dinámicas globales en términos de la producción de riqueza.

La investigadora boliviana que participará como panelista en el Tercer Foro Andino Amazónico de Desarrollo Rural en la Mesa Temática 3: Extractivismos, población rural y sostenibilidad en Sudamérica con la ponencia Extractivismos indígenas, territorios y sostenibilidad en Bolivia comparte sus proyecciones sobre el evento.

¿Cuáles son tus proyecciones sobre el FAA DR?

Me parce necesario y saludable dialogar, reflexionar y pensar como sociedades civiles sobre la forma como nos vamos a proyectar, en tanto y cuanto nuestros gobiernos están muy sumados a esas dinámicas globales, que generan riqueza pero a la vez  rodeados de muchísima intervención y usurpación de territorios. 

Lo que acontece actualmente en sudamerica está ligado a sucesos más globales, los Estados están cambiando el sentido de articulación e integración y en los últimos 30 años han ampliado institucional y normativamente versiones de democracia, de representación del sistema político y sobre todo, versiones de los derechos humanos y de derechos específicos de los pueblos. 

Fundamentalmente en los años 60 y 70, hemos construido Estados profundamente comprometidos con la protección de derechos humanos diferenciados.En el siglo XXI hemos iniciado un ciclo donde las formas productivas económicas, necesitan hacer nuevos avances, nuevas incursiones, para seguir esta lógica que ya la habíamos conocido desde 1700 con la Revolución Industrial: la seguir produciendo más riqueza, resolver las crisis con la producción de mayor riqueza,  pero que es in crescendo, tanto, que parece que nunca vamos a llegar a un punto de producción de riqueza que logre una forma de vida estable y con relativa igualdad, porque este sistema está pensado para que las crisis que se resuelven con riqueza sean monitoreadas y controladas por sectores muy específicos  y por tanto provoca concentración de riqueza en sectores también muy específicos de la sociedad y el indicador más claro es el relativo a la prudcicon alimentaria  son los continentes y países, donde la población está muriendo de hambre, pero cuando tomamos el dato absoluto de producción de alimentos sabemos que esa producción de alimentos alcanza para alimentar a todo el mundo.

Los gobiernos y los Estados implementan nuevas iniciativas del capitalismo global, por ello requieren retomar nuevamente territorios y escenarios de la sociedad que estuvieron en manos de la sociedad civil.  Es una condición  para que puedan despegar nuevamente.

¿Cuál es la situación de los derechos de los pueblos indígenas?

Soy muy escéptica en este tema. Son más de 30 años de luchas para que los pueblos  puedan recuperar la tuición de sus territorios y sus recursos y, por lo menos en América Latina la agenda de los pueblos implicó el reconocimiento por parte de los Estados de esas tuiciones que habían gestionado durante muchos años siglos, si bien se han logrado avances, también se han producido grandes paradojas dentro de los pueblos indígenas.  Esas paradojas, hay que entenderlas con objetividad sociológica, Primeramente existe la tendencia en los movimientos a creer que esos derechos conquistados serán defendidos por los pueblos indígenas y ese es un supuesto a probarse, a cuestionarse y a mirarlo a la luz de las contradicciones que viven los propios pueblos indígenas porque si bien se han producido avances en términos de derechos y reconocimiento, por otra lado, al interior de los pueblos indígenas se han gestado un conjunto de dinámicas económicas, sociales, culturales que los han vinculado a procesos globales y  esto hace que en muchos casos se hayan trastocado formas de vida que los llevaban a defender su tuición sobre el territorio, su tuición sobre los recursos naturales. 

Este es un cambio sociológico fundamental porque los vincula a procesos de capitalismo global y aunque muchos consideran que se trata de una vinculación con identidad, en los hechos,  está implicando una transformación de su subjetividad que hace que a lo mejor ya no peleen de la misma manera o con la misma perspectiva las atribuciones y tuiciones que quisieran tener sobre sus territorios, sobre sus estilos de vida, sino vinculados a hechos más globales. En muchos casos persiguiendo ideales del mismo capitalismo, entonces en algún sentido, el capitalismo es también  un modo de vida, un modo de organizar la sociedad,  e implica una conquista de subjetividades que se enfilan en ese horizonte y que lo defienden.

¿Esas percepciones son válidas también para Bolivia?

Me parece que Bolivia traduce con mayor contraste esa paradoja porque me queda claro que los productores de hoja de coca son andinos, tienen un origen quechua y aymara, con un enraizamiento étnico fuerte. 

Todo el sector intercultural –colonizadores–  tiene iniciativas económicas vinculadas al capital y por las circunstancias que se han dado en términos de rutas de acceso al poder, han ocupado esos escenarios y se han montado a procesos globales, por tanto,  tienen más interés en procesos mercantiles y en dinámicas de mercado antes que pelear por la atribución y tuición de sus territorios y sus recursos, o por una forma de vida alternativa al capitalismo, y esto es una transformación de subjetividades. 

Algo similar ocurre con todo el sector aymara comerciante que ha surgido en la ciudad de La Paz y que suma  a cooperativistas mineros, una manera de económica popular que en realidad está más ligada al capitalismo global.

Pienso que hemos cometido errores al pensar la sociedad, hemos pensado el capitalismo en general y el capitalismo global como algo muy abstracto,  sin tomar en cuenta que el capitalismo siempre se va a manifestar en agentes concretos, con culturas concretas,  y en sociedades concretas y nos hemos despistado al pensar que no puede haber una cercanía y asociación entre ser aymara, ser indígena y perseguir capitalismo.   Pareciera  que no la hemos pensado así por la tradición de estudios bolivianos y por la tradición y características de estos sectores que caracterizaban otros elementos en su lucha.  Esa tradición nos ha cegado, nos hemos despistado en el camino y no nos ha ayudado a entender que varios sectores, con fuerte enraizamiento étnico, estaban ya cabalgando en estos procesos globales y que ante el advenimiento de una forma de gobierno, de un sistema de representación que libera ciertos hechos altamente racistas de las estructuras de poder  en la  sociedad boliviana, se expresan de una manera más contundente y más clara en su búsqueda de horizontes globales mercantiles dinámicos y no en el sentido en el que estábamos acostumbrados a leerlos como tuiciones sobre territorios, tuiciones sobre recursos naturales.

Por eso digo que son 30 a 40 años de reconocimiento,  y en el punto más alto, cuando parecía expresarse en esta idea de pluralismo político, paradójicamente, estas subjetividades  se están cargando sobre procesos globales.  Por supuesto, no concentran grandes monopolios mundiales pero sabemos que son engranajes, cadenas de eslabonamiento de muchos escenarios y agentes de la sociedad, no se han vuelto monopólicos pero suman con sus acciones a esas cadenas de eslabonamiento de ese capitalismo global y de las estructuras que tienen que soportar con su marca, con su origen étnico.  Eso es una paradoja fuerte, más cuando parecería ser que algunos sectores se montan en las estructuras de poder para realizar algo que no estaba realizado en la sociedad boliviana, entonces, la paradoja se agudiza más cuando vemos que sectores que tienen esta procedencia han venido justamente para ampliar el capitalismo global en Bolivia,  se trata del cambio más fundamental en esto que hemos vivido en  el denominado proceso de cambio.


Sarela Paz, se ha desempeñado como docente  de pregrado y posgrado en diferentes universidades. Tiene amplia experiencia en la investigación social, fue asesora en la Asamblea Constituyente y ha coordinado diferentes proyectos de investigación y programas de desarrollo y evaluación con referencia a los derechos colectivos, autonomías indígenas, dinámicas de territorio y poder principalmente en tierras bajas bolivianas. Actualmente forma parte de la Plataforma Boliviana frente al Cambio Climático.