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//Fátima Monasterio Mercado

La Corte Interamericana de Derechos Humanos ya notificó al gobierno boliviano para que se pronuncie respecto a las medidas para no vulnerar los derechos del pueblo no contactado.

Huellas de personas y ramas quebradas en las líneas sísmicas. Restos de alimentos en parajes de descanso, animales atravesados por flechas. Gritos de hombres y mujeres escondidos en el bosque y tamborileo durante toda una noche alrededor del campamento petrolero. De esta forma, un pueblo indígena no contactado en la amazonía Boliviana, se defiende de la intrusión ocasionada por los trabajos de exploración de hidrocarburos que realiza la estatal Yacimientos Petrolíferos Bolivianos y la empresa petrolera China BGP.

Los insectos han arrasado ya 100.000 hectáreas de cultivo de maiz, sorgo y soja

Una plaga de langostas está causando estragos en el este de Bolivia. El Gobierno boliviano ha decretado este miércoles la alerta fitosanitaria en el departamento de Santa Cruz, donde esos insectos han arrasado ya 1.000 hectáreas de cultivo, principalmente a cultivos de maíz, sorgo, soja, frijol, algodón y pasto.

Las autoridades destinaron 720.000 euros a combatir esa plaga que tuvo su origen en Argentina y que comenzó hace unas dos semanas. El propio presidente Evo Morales ha anunciado su visita a la zona afectada.

Los fenómenos naturales como heladas y granizo que se suscitaron en los últimos días en varias regiones del departamento de Cochabamba afectaron a 101 comunidades, de acuerdo a un último reporte de  la Unidad de Gestión de Riesgo (UGR) de la Gobernación.

Ayer, tres municipios que se reponían de la sequía, Toco, Cliza y Sacabamba, fueron afectados por una intensa granizada que dañó cultivos de maíz, trigo y otros. La UGR reportó 541  familias y 741 hectáreas de cultivo afectadas en Toco y Cliza.

Pamela Apaza/ La Prensa

El 10 por ciento de más de 2 mil afiliados a la Asociación Nacional de Productores de Quinua (Anapqui) dejó de sembrar este producto a raíz de la caída del precio internacional y la sequía.  

El presidente de Anapqui, Benjamín Martínez, informó que más de 200 productores abandonaron el rubro y prefirieron migrar a la ciudad en busca de nuevas oportunidades económicas porque la producción de quinua dejó de ser rentable.

El despliegue de violencia en Colombia de muchas maneras es un fenómeno que además de trascender el tiempo, comparándolo con otros contextos sudamericanos, ha alcanzado dimensiones impensables en cuanto a los daños sociales y humanos a reparar.

La acción de sumar nombres en las listas de víctimas y desaparecidos, similar a todos los momentos dictatoriales que el resto de países ha vivido hace casi 30 años, en Colombia resulta ser latente y no sólo debe convocar a la reivindicación de la existencia de estas personas, sino el pedido amplificado de señalar a los culpables, no sólo acordar la paz con una de las partes en conflicto, sino además, sumar las responsabilidades políticas que han permitido la construcción de enormes estructuras de paramilitarismo conformadas en toda Colombia, y que son potentes en la renovación descarnada de sus prácticas genocidas y asesinas, descuartizan personas y tejidos sociales.