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Mafalda

Mafalda dirá que no quiere jukysy cuando proteste por la sopa que su madre le sirve para comer. Sucede que la obra más renombrada de Joaquín Salvador Lavado, Quino, será traducida alal guaraní, el idioma más hablado de Paraguay, donde es cooficial junto con el español. El primero de los 10 tomos de historietas de humor crítico ya está en imprenta y verá la luz el 9 de junio en la Feria Internacional del Libro de Asuncién de la mano de la editorial paraguaya Servilibro.

“Aunque la pequeña rebelde ya había sido traducida en un par de historietas al quechua, lengua indígena utilizada en Bolivia, Argentina, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, esta es la primera vez que todas sus aventuras, reflexiones y chistes serán traducidos a un idioma nativo”, dice a EL PAÍS la directora de la editorial Servilibro, Vidalia Sánchez. “¿Quién no leyó a Mafalda? Nacié en 1964 y sigue vigente hasta hoy. Es un paso muy importante para dar a conocer todas las posibilidades que tiene la lengua guaraní, sobre todo para que sirva de gancho a los más jóvenes”, agrega Sánchez.

Escultura de Mafalda en Buenos Aires.
Escultura de Mafalda en Buenos Aires. AP
El guaraní será el idioma número 27 al que es traducida la viñeta de Quino. En total, 1.000 ejemplares del primer tomo saldrán a la venta por un precio aproximado de 30.000 guaraníes (unos 5 euros). El proyecto cuenta con el apoyo el Programa Sur de la Cancillería argentina, que ofrece ayudas económicas para traducir obras de autores de ese país a otros idiomas. La encargada de la traducción María Gloria Pereira, nativa en español y en guaraní, explica que aunque el 90 por ciento de la población de Paraguay habla esa lengua originaria y que también se usa en la vida cotidiana en provincias argentinas como Formosa, Chaco, Corrientes o Misiones “algunos adultos tienen una resistencia de transmitir la lengua a sus hijos”.

Pereira dice que en Paraguay el guaraní es la principal lengua del campo y cuando la gente llega a la ciudad se adapta al castellano para no ser discriminada en instituciones públicas o en los espacios de enseñanza. “Mi deseo secreto es que sirva de punta de lanza para que haya más inversión en este tipo de proyectos literarios y que el guaraní sea usado de forma más jocosa y no solo en lo serio y lo formal como hasta ahora”, dice. Y describe el desafío que supone traducir a una lengua prominentemente oral - la Academia de la Lengua Guaraní fue creada en 2010 y aún no hay un consenso sobre muchos términos -. “Lo más difícil son las cuestiones filosóficas o los avances tecnológicos, ya que el guaraní tiene muchas herramientas para lo cotidiano, lo próximo, lo afectivo o lo familiar pero aún está en fase de desarrollo para el mundo de las ciencias y la tecnología”, explica.

El término jukysy es un ejemplo curioso. En Paraguay casi nadie se refiere de esta forma a la comida más odiada por Mafalda, lo habitual es usar la palabra hispana caldo (piracaldo es sopa de pescado), pero fue seleccionado precisamente por eso, para reforzar el idioma. “Es otra de las cuestiones de este trabajo. Se convierte en una vidriera para recordar a sus habitantes algunos términos conocidos pero reemplazados innecesariamente por hispanismos y aún cuando Mafalda use hispanismos o préstamos, los alternará con palabras creadas del guaraní para fortalecer su uso”, matiza la traductora.

El equilibrio entre los préstamos y la recuperación de palabras del guaraní en desuso son claves para “mantener la chispa del contenido”. Para los fanáticos que creían haber leído todo sobre Mafalda, quizá les venga bien aprender guaraní pues, según la traductora, “algunos chistes tienen mucha más gracia que en castellano”.

FUENTE: EL PAÍS