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La vivencia en el campo ha adquirido notoriedad e importancia con fenómenos recurrentes de retornos del área urbana a la rural, y para Aida esta vivencia debe ser fundamentada con el trabajo en la tierra para el auto sustento, otorgándole un sentido real a la vida rural y a la actividad agrícola campesina.

“Es bonito vivir en el campo, pero hay gente que no hace nada, lo que yo consumo aquí es todo de aquí”, afirma Aida Cid, comunaria de San Clemente en el corazón de la zona central de Chile, una mujer que se ha convertido en un caso inspirador del Movimiento Regional por la Tierra y Territorio. (Ver aquí)

Tras una lucha permanente de mejores oportunidades para sus hijos, Aida es como muchos un referente de quienes pese a los cambios y migración campo-ciudad, han sabido mantener su apego a la tierra y retornar para llevar adelante procesos de agricultura y vida de auto sostenimiento.

Sus huertos hoy con cultivos de hortalizas, frutales y la crianza de animales son la clara representación de muchos agricultores campesinos de Chile que han apostado por el regreso.

Datos recientes establecen que los pequeños agricultores de países en desarrollo producen entre 60 y 80 por ciento de los alimentos, por tanto, su migración a la ciudad representa la pérdida de un productor y el incremento de un consumidor.

Trabajo y derecho a la tierra

Aida nació en el seno de una familia campesina tradicional chilena en 1938, pasó parte de su infancia en el latifundio Santa Raquel, pero tras el fallecimiento de su padre determinan con su familia regresar al área rural, esta vez al fundo Santa Catalina en donde ella y su madre desempeñarían labores domésticas.

A los 17 años se casa con un trabajador de latifundio y ya podía optar a una porción de terreno para poder trabajarlo y acceder a los sistemas de salud.

La posibilidad de una explotación en el terreno entregado por el latifundio se daba en la modalidad de “mediero”, lo que consistía en el trabajo por parte de los inquilinos de un cultivo específico enfocado a los intereses agroeconómicos que presentara el latifundio. En la etapa de cosecha, los beneficios económicos se repartían en dos cantidades iguales, la mitad para el latifundista, y la otra para los inquilinos.

Al igual que miles de familias, Aida determinó migrar a la ciudad para que sus hijos asistan a la escuela. “Es que yo como no había estudiado mucho, no tenía muchos estudios, quería algo mejor para mis hijos, no quería que ellos quedaran en el campo. Es sacrificada esa vida”.

Tras muchos años de arduo trabajo, en 1978 adquiere una propiedad en Santiago. La llegada a un ambiente esencialmente urbano hizo mucho ruido en su tradicional modo de vida campesino. “Todo es diferente allá”, relata.

El insertarse en un medio social en gran medida ajeno al que estaba acostumbrada, crea en ella un sentimiento de depresión durante los primeros años, debido a la incapacidad de situarse dentro del contexto urbano en el que se encuentra.

Migración y retorno

Finalmente y después de décadas en un entorno urbano, el 2004 decide volver al campo, pero esta vez lo hace al área rural de San Clemente en la comuna de Talca, específicamente en el sector de San José de Perquín, en donde adquiere un terreno por medio de una compra. “Algún día yo tenía que volver al campo, no me iba a quedar en la ciudad, porque no me podía acostumbrar a la vida en Santiago, era por puro sacrificio por mis hijos, pero ya una vez que estuvieran casados, ya no había nada que hacer en Santiago”, recuerda.

Se reencuentra con la labor agrícola, con la crianza de animales y con la respiración de quien nunca dejó de añorar la vida en el campo.

Este retorno a la vida rural es la revalidación de su identidad como mujer campesina, retomando actividades de trabajo agrícola autosustentable. “En Santiago no hay sitio, no hay donde poner una plantita. Entonces no, yo ya habría estado muerta si me hubiera quedado”.

Sumando casos en Sudamérica

Así como Aida, en Sudamérica contamos con miles de casos inspiradores de acceso a la tierra y territorio dignos de ser contados, por ello, el Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica lanza la convocatoria para seguir sumando más historias a través del Movimiento Regional por la Tierra y Territorio, en su plataforma: www.porlatierra.org.

Organizaciones rurales, investigadores, activistas e instituciones amigas, son invitados para participar de este trabajo a través de la investigación-acción, con experiencias de procesos recientes de acceso a la tierra y estrategias para sostener y mejorar la vida en el campo.