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La empresa transnacional estadounidense Monsanto deberá retirarse de un área equivalente a veintiséis campos de fútbol, ubicada dentro del asentamiento de reforma agraria en la ciudad de Campo Verde, en Mato Grosso, región centro oeste brasileña. La decisión fue tomada por el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (Incra). El área fue adquirida de modo ilegal por la empresa y era utilizada para la realización de experimentos con transgénicos. El Ministerio Público y la Policía Federal deben garantizar el cumplimiento de la decisión.

Para efectuar la compra, que fue reciente, la Monsanto utilizó una empresa brasileña de fachada, la Agroeste Sementes. Según la coordinadora nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), Itelvina Maria Maziolli, todo indica que la Monsanto forjó un contrato de compra y venta para tomar la pose del área.

“En verdad, es una compra totalmente ilegal. Porque se trata de un asentamiento oficial, cuyas tierras están bajo control del Incra, es decir, son tierras públicas. Entonces, ¿cómo la Monsanto entra y adquiere esa área para hacer experimentos con transgénicos?”

Itelvina advierte que este hecho ocurrido en la ciudad de Campo Verde no es algo aislado. La empresa de minería Onça Puma, de propiedad de la compañía Vale, compró tres lotes de ochenta y tres familias, en los asentamientos de Campos Altos y Tucumã, en los municipios de Ourilândia do Norte, Tucumã y São Félix do Xingu, próximas a los yacimientos de níquel, localizados en las sierras Onça y Puma, y prohibió a las familias de quedarse en el área.

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